Cuando miramos un poquito hacia el pasado, encontramos recuerdos hermosos como este. Momentos que se vivieron con el alma y el corazón y donde todo lo que queríamos era darle honor y gloria a nuestro Señor y salvador personal: Jesucristo.
Muchos de los presentes aquel día ya no se encuentran con nosotros; algunos partieron con el Señor y gozan de la vida eterna junto a El, otros se han mudado y han tenido que emigrar a otras ciudades. De igual manera, bendecimos a todos los que en algún momento de sus vidas fueron parte de la nuestra; y deseamos que siga siendo Dios el centro de sus vida.
Te enviamos un fuerte abrazo con todo el amor en Cristo!
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